Convirtiendo el sudor en energía

Dr Jose Luis Vazquez UDLAP

Por: Dr. José Luis Vázquez González, josel.vazquez@udlap.mx

Profesor de tiempo completo del Departamento de Computación, Electrónica y Mecatrónica

La idea de generar energía eléctrica, a partir del ejercicio humano, es una propuesta que se originó ya hace algunas décadas y que, lamentablemente, no prosperó debido a los niveles bajos de generación que se obtuvieron.

Sin embargo, los problemas de calentamiento global y de obesidad que enfrenta la sociedad, así como los avances tecnológicos en los mecanismos y sistemas electrónicos con eficiencias altas, han provocado que los desarrolladores de tecnología vuelvan a abordar esta opción de convertir la energía que un ser humano gasta, para mantenerse en forma, como una fuente de energía eléctrica que no contamine.

La idea es simple y puede exponerse mediante el ejemplo de una bicicleta estacionaria, donde una persona dispuesta a quemar algunas calorías se ejercitará durante una hora o más. Si al mecanismo de la bicicleta se acopla un generador eléctrico, el esfuerzo desarrollado por el individuo se convertirá en energía eléctrica que puede utilizarse para iluminar el mismo lugar o almacenarse en un banco de baterías para su uso posterior.

Del mismo modo, otros aparatos de ejercicio pueden también ser fuentes que generen energía eléctrica, por ejemplo las caminadoras.

Estudios realizados muestran que un ser humano puede llegar a generar hasta 100 Watts, y hasta 250 Watts si hablamos de deportistas experimentados, cuando realiza ejercicio en una bicicleta estacionaria. La pregunta es, ¿para qué me alcanza esto? La respuesta dependerá del uso que demos a la energía generada. Por ejemplo: para encender un foco fluorescente de 30 Watts durante una hora, deberá pedalearse durante 18 minutos y si el objetivo fuera mantener encendida una computadora portátil durante la misma hora, entonces deberá realizarse el ejercicio de forma constante durante 30 minutos.

Estos datos podrían no ser alentadores; sin embargo, si consideramos que en un gimnasio se tienen muchos aparatos, que podrían intervenirse para convertirse en máquinas generadoras de electricidad, que se utilizan durante intervalos de tiempo largos y que podrían conectarse en paralelo. Entonces, las cantidades de energía podrían ser suficientes para iluminar el local o al menos disminuir de forma considerable el recibo del suministro eléctrico.

Otro factor a considerar es el costo de inversión para realizar las adaptaciones e instalaciones; no obstante el poder anunciarse como un gimnasio autosustentable y con datos sobre los beneficios que se generan al producir este tipo de energía hará que crezca el número de clientes potenciales.

Esta propuesta también podría aplicarse en los gimnasios al aire libre que últimamente han surgido en distintas ciudades e impulsar el uso de energía que no contamina en la iluminación de los mismos parques. Así, además de disminuir los costos se combate el asunto de la obesidad mediante el ejercicio diario y podrían impulsarse programas que recompensen a los usuarios de estos sistemas.

Los aparatos de ejercicio con estas adaptaciones se pondrán de moda en los próximos años y “el granito de arena” de cada persona que decida “gastar su sudor” en estos aparatos, contribuirá de forma significativa a disminuir los problemas que enfrentamos.

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