Expresiones UDLAP

Antibióticos y resistencia

Dr. José Luis Sánchez Salas UDLAP

Por: Dr. José Luis Sánchez Salas

Catedrático de Tiempo Completo del Departamento de Ciencias Químico Biológicas

Un antibiótico es una sustancia química producida por un ser vivo o su derivado sintético o semi-sintético que impide el crecimiento de microrganismos sensibles, generalmente de bacterias. Por lo que este término se usa de manera particular para tratar enfermedades causadas por bacterias como las que producen el cólera, gonorrea, neumonía, etc. Es importante hacer la diferencia con otros microrganismos que nos pueden causar enfermedades como los virus (influenza, SIDA), donde usamos antivirales; hongos (Candida), donde usamos antifúngicos; protozoarios (amiba), donde usamos amebicidas. Esto quiere decir que: un antibiótico no se debe usar para tratar cualquier enfermedad infecciosa.

En nuestro país, es común que el amigo, el compadre, la vecina después de haber tratado una enfermedad bacteriana con un determinado antibiótico recetado por su médico, nos recomiende el mismo antibiótico que usó para tratar una enfermedad parecida de algún familiar nuestro. Esto es riesgoso en diferentes aspectos, si la enfermedad fue causada por un microrganismo no bacteriano (virus, hongo, protozoario u otro), el antibiótico no servirá de nada. En caso de ser una bacteria, pero resistente al antibiótico, tampoco será útil, incluso podría eliminar bacterias benéficas de nuestro organismo favoreciendo otra enfermedad. El otro riesgo es que muchos de nosotros, una vez que nos administramos el antibiótico y en un día funciona, nos sentimos bien y dejamos el tratamiento, favoreciendo la aparición de bacterias resistentes.

Para que un antibiótico sea efectivo en nuestro cuerpo, éste debe de alcanzar y mantener la cantidad necesaria de antibiótico que mate a las bacterias en la zona afectada en un tiempo que se sabe es necesario para eliminar a este microrganismo (5 o 15 días). Si la concentración disminuye, la bacteria no se elimina completamente, puede nuevamente crecer y volverse más resistente. En este caso, el origen de la resistencia se debe a mutaciones sobre el material genético que resulta en la modificación de las proteínas o estructuras codificadas en este ADN. Por tal razón, un tratamiento de antibióticos se debe realizar de acuerdo a las dosis y tiempos adecuados prescritos por el médico. Otro mecanismo más complejo que ayuda a que las bacterias se hagan resistentes es a través del intercambio de material genético que lleva la información de resistencia de la bacteria (no necesariamente patógena) a otra. Estos mecanismos generalmente involucran elementos extracromosomales denominados plásmidos. Los procesos de intercambio genético se han denominado: Transformación, Conjugación o Transducción. Es necesario por lo tanto, usar los antibióticos de manera eficiente y segura, investigando qué microrganismo es el responsable de la enfermedad por medio de estudios microbiológicos realizados en el laboratorio clínico (CULTIVO), y de manera importante, determinar el perfil de resistencia o sensibilidad a los diferentes antibióticos (ANTIBIOGRAMA) para realizar un tratamiento certero. Estas medidas disminuyen la probabilidad de favorecer la resistencia de los microrganismos.

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