Ensayo de un crimen: Viernes de Cinexpectativas
Llegamos a la tercera cinta del ciclo homenaje a Luis Buñuel dentro de nuestros Viernes de Cinexpectativas, el gran cineasta surrealista español. Continuando con su etapa mexicana, presentamos en esta ocasión Ensayo de un crimen (también conocida como “La vida criminal de Archibaldo de la Cruz”), con la presencia de la hermosa Miroslava y del primer actor, Ernesto Alonso.
Para conocer más sobre esta película, les compartimos la reseña de Christian Moreno Pineda, estudiante de Filosofía y prestador de Servicio Social de Capilla del Arte UDLAP. La cita para disfrutar de esta comedia de humor negro es el viernes 12 de diciembre, a las 6:30 p.m. La entrada es libre. Capilla del Arte UDLAP se ubica en la 2 Norte 6, en el Centro de Puebla.
Ensayo de un crimen (La vida criminal de Archibaldo de la Cruz) (1955)
DIRECCIÓN: Luis Buñuel.
GUIÓN: Luis Buñuel, Eduardo Ugalde, Rodolfo Usigli.
FOTOGRAFÍA: Agustín Jiménez
MÚSICA: Jorge Perez H.
PRODUCCIÓN: Alfonso Patiño Gómez, Roberto Figueroa, Armando Espinosa.
Un hecho innegable en lo referente a la filmografía de Luis Buñuel es que en repetidas ocasiones la idea del film parte de una base literaria. En el caso de Ensayo de un crimen, Luis solo toma algunos elementos centrales de una novela de Rodolfo Usigli (1944) para después proyectar sobre ellos sus conocidas inquietudes artísticas.
El resultado: una obra altamente ingeniosa, un referente en la historia del cine mexicano y una influencia para directores de igual fuerza creadora como Pedro Almodóvar. Por otro lado, durante la década de 1950 la industria cinematográfica en México afrontó momentos difíciles en más de una ocasión: el declive de las formulas implementadas en el momento, los pocos o inexistentes espacios para nuevos cineastas, la falta de recursos o la creciente popularidad de la televisión, fueron los responsables de dejar numerosos proyectos en el olvido. Ensayo de un crimen podría contarse dentro de estas desafortunadas producciones de no ser por la determinación de Buñuel y un modelo de cooperativa utilizado; por lo que todos los relatos y anécdotas sobre las dificultades afrontadas en el rodaje no hacen más que acrecentar el valor de esta excelente cinta de humor negro.
Cuando Archibaldo de la Cruz es aún un niño –realmente malcriado, por cierto-, escucha por parte de su institutriz la historia de una cajita musical que puede realizar un tipo especial de deseo a su poseedor: la pequeña caja es capaz de asesinar a cualquier persona con solo desearlo. Archibaldo fascinado con la historia y movido por la curiosidad desea la muerte de su institutriz, que inmediatamente es alcanzada por una bala y muere a los pies del pequeño.
Así, Archibaldo de la Cruz comienza su vida criminal, un sentimiento de placer devenido del acto y un recuerdo envuelto en erotismo acompañan al joven Archibaldo hasta la adultez, momento en el que intenta revivir -sin éxito- ese sentimiento producto de la trasgresión, la sumisión y el poder. Una serie de casualidades han resultado en la muerte de las mujeres más cercanas a él, por lo que, piensa, es momento de entregarse a la justicia. La mayor parte de la cinta es un relato de sus frustraciones, donde atestiguamos que en la vida de este extraño personaje su mayor placer se encuentra en los productos de su imaginación.
La verdadera Miroslava y su versión en maniquí. Imagen tomada del blog Esculpiendo el tiempo.
La película pretendía continuar con el objetivo de la novela, perfilándose como una sátira de la alta burguesía mexicana: mezquina, desequilibrada, llena de vicios y obsesiones, pero el tono subjetivo que le imprime Buñuel la dejan muy corta en este cometido. Como él bien describiera: “Ensayo de un crimen es una fascinante recreación del misterio… la naturaleza es fuente del misterio…. la historia, los milagros, las leyendas…. la literatura… todo el fetichismo y las perversiones, las obsesiones, son potencial y esencialmente esto: misterio”.
El énfasis se coloca en esa especial relación entre el erotismo, el poder y la muerte; una cinta sobre las tendencias oscuras generadas por la ilusión de poder en un hombre, con imágenes altamente eróticas y al mismo tiempo cómicas, cercanas al estilo de Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) o ¡Átame! (1990) de Almodóvar; asimismo Archibaldo de la Cruz recordará a más de uno al frustrado Víctor de Carne trémula (1997) o al cirujano Robert Ledgard de La Piel que habito (2011). Una obra que –pensamos- muestra un Buñuel íntimamente relacionado con Sacher-Masoch y su Venus de las pieles (1870) en lo que al placer sádico se refiere.
Imagen tomada del sitio de la Revista 360°