El lado portentoso y prudente del efecto matrioska
A través de la ontogenia temprana nos situamos en aquel periplo –sobre un barco similar al que Rimbaud hace referencia– provistos casi totalmente de exculpaciones. Seguido de un túnel de tentaciones y cambios anímicos que se representan fácilmente con la gráfica de una función trigonométrica, todos nos desarrollamos cual embriones gigantes con una cubierta alrededor nuestro. Quizás algunos puedan describir dicha cubierta como un amnios magro, como un corion tenue; otros, como un huevo calcáreo de azulejo gorjiazul o una frústula silícea de diatomea. A distintos niveles, pero lo cierto es que todos los privilegiados debemos ser protegidos de los vicios que se presentan en la vida de manera amigable, pero que pueden terminar –como hemos sido advertidos en múltiples ocasiones–, en fatales cataclismos.
Nuestros amados padres y demás autoridades son unos auténticos escultores. Escultores ante quienes cada uno de nosotros se quita el sombrero y hace una pequeña reverencia. Se dedican y se dedicarán a hacer de los jóvenes unas hermosas piezas macizas, finamente pulidas en forma de muñecas, pintadas con tórridos y entrañables tintes. Nos pulen dulcemente con ideales establecidos, y paulatinamente nos van confinando con peponas huecas que incrementan su tamaño de manera gradual, para evitar ser traicionados por aquello oscuro y crepuscular que nos rodea. Aquellos riesgos, temores e infortunios cuya existencia es innegable. Ahora bien, ¿será que crecer bajo estas condiciones es ventajoso para cada individuo? ¿Es verdaderamente una protección, o por el contrario, la privación de una realidad que podría caer repentinamente y descartar todo aquello que siempre se ha pensado? Son incógnitas cuya respuesta se debatirá en las líneas posteriores.
El cuidado parental apareció probablemente en el devónico superior en peces cartilaginosos, y se fue acomplejando hasta los mamíferos. Dentro de las características críticas del complejo comportamiento parental de mamíferos está “…la sincronía del comportamiento de la madre con las crías hasta el destete…” (Rosenblatt, 2003: 265). Sin embargo, es evidente que el humano es una especie en donde el cuidado va mucho más allá de la ablactación. Distinto a los animales irracionales, “Además de refugio y comida, se les debe proveer educación y entrenamiento para convertirse en adultos competentes.” (Kramer, 2011: 534). Sumándole a esto los riesgos que existen actualmente en nuestra abarrotada sociedad, es inevitable que la inversión parental de tiempo y energía en Homo sapiens no sólo sea muy prolongada, sino mucho más intensa, sobre todo si se compara con los demás primates.
Habiendo dicho esto, es importante decir que con una educación intensa, y sobre todo conservadora, es fácil “…vivir en otra realidad…pasar de la contención al autoritarismo sin solución de continuidad.” (Di Segni, 2002: 79). “Es frecuente encontrar alumnos con un bloqueo emocional…Eso hace que se silencien sus talentos.” (Gómez, 2010: 36) y entre estos talentos, se encuentra aquella capacidad de socializar. Me parece acertado denominar efecto matrioska al fenómeno en el cual las personas mayores realizan condiciones, prohibiciones, alertas y sugestiones con argumentos pobres durante una edad temprana, así como las muñecas huecas van cubriendo a la muñeca maciza. La realidad se presenta como una melodía, la cual se puede escuchar distorsionada por las capas de madera que recubren al individuo. Como consecuencia, las personas criadas bajo este concepto tienden a actuar dentro de un margen inflexible, a perder práctica en el ejercicio del pensamiento crítico, a ser más elitistas y a preferir una realidad fabricada con idealismos frecuentemente utópicos, inhumanos e inexistentes (Di Segni, 2002).
El mundo real para estas personas se va presentando de manera más cruda a medida que se sale de una etapa: de secundaria a bachillerato, de bachillerato a universidad y finalmente; un paso muy grande, de universidad a vida laboral. Todos debemos estar preparados para este cambio, pues se abandonará la vida académica para comenzar a ser económicamente productivos, y si no se aprende a lidiar con situaciones cotidianas y a convivir con distintos tipos de personalidades durante el período universitario, el resto de la vida en donde el aprendizaje de herramientas sociales se considera implícito, podrá complicarse y podrá afectar la sociedad adulta del futuro. “La educación es un factor colectivo que de una manera constante influye en la sociedad.” (Balbuena, s.f.).
Aunque una educación un poco más liberal no es necesariamente mejor, puede ahorrar varias estupefacciones. Generalmente, en la educación universitaria es cuando se conoce el mayor número de personas: las clases son de mayor cupo y al ofrecer diversas disciplinas, la cantidad de gente con que se convive es inmensa. Al haber más personas, la diversidad cultural se fortalece: existen variadas personalidades, clases socioeconómicas, culturas y tradiciones. “…la noción de interculturalidad conecta con la del conocimiento de dos formas: como medio para redistribuir el acceso al conocimiento y al entrenamiento en educación superior, y como medio para reconocer el valor simbólico de las culturas…” (Cortés, 2015: 161).
Esto suena como un mar en donde la perdición es fácil de alcanzar, debido a que las probabilidades de encontrar a personas con las mismas experiencias son bajas, pero la realidad es que las probabilidades de encontrar a personas con afinidad de formación humana son mayores. Por ejemplo, para alguien que venga de un colegio jesuita en donde “…el tuteo es deliberado…” (Pérez, 2011) de jóvenes a adultos como símbolo de equidad, será difícil encontrar a alguien fuera de su élite con las mismas tradiciones, pues en general se nos ha enseñado que a los adultos se les habla de usted. Sin embargo, será más probable que la intención de buscar equidad en la población será mayor, pues la esencia del valor sí está presente, y es esto lo que se debe apreciar.
Es sabido que la convivencia y el sano aprovechamiento de distintas perspectivas desarrollan la tolerancia y el respeto. “Es en este sentido en que el tenemos que hablar de formación global e integral: global porque el alumno debe conocer todo su entorno; e integral porque debe desarrollar todas las potencialidades humanas, es decir, las habilidades, las capacidades, los sentimientos y los valores.” (Villaseñor, 2004). Por otra parte, cognitivamente el intercambio de ideas hace criterios más flexibles y “…conlleva a una transformación en las dinámicas de comunicación y difusión del conocimiento científico, que se convierte en abierto, accesible…” (Duart & Mengual, 2014: 1).
La diversidad cultural es algo que también concierne a profesores y autoridades educativas: “…está relacionada también con el método de los profesores y la administración escolar, lo que puede modificar la colaboración entre profesores y entre alumnos, comportamiento, producción creativa y rendimiento.” (Côrte-Real, 2011: 318). Un ejemplo de esto es fomentar la inclusión en trabajos en equipo. “La discusión respecto de asuntos de inclusión en la educación universitaria no puede limitarse…a un asunto de cupos para sectores sociales…, sino que además debe incluir asuntos relativos a contenidos de los procesos de enseñanza/aprendizaje, modalidades de enseñanza/aprendizaje y formas de relación entre las instituciones y experiencias educativas…” (Mato, 2006: 266), cuestiones que se consiguen con algo tan sencillo como el uso de material foráneo complementario.
Muchos países en el mundo tienen ventajas para formar relaciones interculturales: los países europeos continentales del oeste, por ejemplo, al estar muy cerca unos de otros y debido a razones históricas, están acostumbrados a vivenciar otras culturas y otras lenguas. En Sudáfrica, recientemente se tienen respuestas positivas a estudiantes de procedencia africana (Kayitesi & Mwaba, 2014). En Estados Unidos, ya cada vez es más común convivir con descendientes latinos, africanos, asiáticos e indios (Maramba, 2015). Y en México, por ser un país muy grande, existe una diversidad inmensa en el mismo, y es algo que deberíamos aprovechar para expandir nuestras habilidades de interacción, sobre todo en el mundo actual con exigencias de globalización. Es importante “…facilitar la competencia al aprender de personas que viven en un mundo en cambio constante y con acceso abierto a la información y al conocimiento.” (Duart & Mengual, 2014: 1).
Como conclusión, considero que haber sido criado bajo el efecto matrioska sí es un buen método de protección durante la edad temprana. No obstante, “Llegado cierto punto de independencia y madurez, uno se puede superar…” (Drummond, 2015), se debe ser capaz de romper las membranas y salir a conocer el resto de las realidades; el resto del mundo. Otra cuestión es que aquellos que crecieron con más libertades, no están necesariamente exentos de un enclaustramiento que les cause dificultades: deben igualmente reconocer que la realidad donde se ha crecido no es la única que existe, y que la verdad que se ha conocido no es la verdad absoluta. La manera ideal para evitar este enclaustramiento es convivir con números mayores de personas, y qué mejor momento que el período universitario en donde la jovialidad y la libertad que lo caracteriza se pueden aprovechar para crecer personalmente.
Aquellos que fracasen en la lucha contra el elitismo originado por ignorancia intercultural durante la universidad, no sólo fracasarán en la construcción propia de una identidad (Lairio et al., 2013), sino que tendrán tendencia a ser menos creativos y menos tolerantes en la etapa laboral: características de alta importancia en la actualidad para vivir la edad adulta de manera plena.
Referencias
Balbuena, M. (s/f). La conciencia turística, una formación educativa por alternancias. Universidad Autónoma del Estado de México. Texto disponible en: http://www.uaemex.mx/plin/psus/rev5/e04.html
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Court, D. & Abbas, R. (2015). Future Orientation in a Traditional Society: Higher Education and the Israeli Druze. International Journal Of Religion & Spirituality In Society, 5(3), 9-17.
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Drummond, H. (10 de octubre de 2015). Resulta que los infantes no son tan vulnerables. Instituto de Ecología UNAM. Ponencia dentro del XX Curso Internacional de Bases Biológicas de la Conducta. Tlaxcala, Tlax.
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Villaseñor, M. (2004). Los valores como uno de los retos para la formación de recursos humanos en educación superior. Universidad Autónoma de Coahuila. Trabajo presente en el IV Congreso Nacional y III Internacional: Retos y Expectativas de la Universidad. Coahuila, Texto disponible en: http://www.congresoretosyexpectativas.udg.mx/Congreso%204/Mesa%202b/m2b13.PDF
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