Por: Mtro. Juan Mauricio Audirac Camarena
Profesor de Tiempo Completo del Departamento de Diseño de Información Visual
Desde que despertamos, hasta el momento en que finaliza el día, interactuamos con el diseño, ya sea con objetos como el despertador, hasta con las interfaces de un cajero o de una página web. Pocas veces reflexionamos en cómo el diseño puede hacer la diferencia entre un buen o un mal día y en cómo el diseño se traduce en una buena o una mala experiencia. Compartiré, de manera muy breve, algunas perspectivas del diseño sobre las cuales reflexionar:
Diseño como innovación.El diseño surge de manera innata como un agente de cambio que permite resolver problemas para facilitar la vida de las personas. Cada vez más, muchas de las decisiones estratégicas en el mundo tendrán que estar relacionadas con la innovación del diseño. No es arriesgado decir que, en un futuro, el diseño se volverá una cuestión de sobrevivencia.
Diseño como valor en los negocios y en las instituciones. Cada vez más, compañías de todo el mundo toman conciencia de que el diseño es fundamental -si no prioritario- para alcanzar las metas en sus empresas. En México, el diseño debe superar el rol de dar una respuesta estética a dar una respuesta estratégica en la solución de problemas de comunicación.
El mercado actual demanda que el diseño sea más un proceso que un estilo, una cualidad o un artefacto. Durante el Congreso Mundial de Diseño, celebrado en San Francisco, EE. UU., en octubre de 2010, se pudo constatar que se ha convertido en un eje rector al marcar una diferencia entre una compañía y sus competidores. Muchas de las marcas líderes en el mundo son también líderes en diseño.
Diseño y sustentabilidad. Hacer más con menos se vuelve una característica ineludible de la disciplina del diseño. El diseñador hoy en día debe estar consciente de la importancia del diseño, su responsabilidad social con el medio ambiente y en cómo afecta a la sociedad en que se circunscribe.
Ya sea en el mercado global o local, la postura del diseñador debe buscar agregar valor. Este valor lo podemos entender como el balance entre deseabilidad, posibilidad y viabilidad, es decir, el objetivo del diseño es causar un impacto positivo en las personas. Así, el diseñador buscará encontrar las necesidades entre los factores individuales, sociales y económicos, a fin de proponer mejores resultados, a través de un proceso guiado por la investigación, implementación y validación.
Finalmente, el diseño se puede entender como una filosofía de vida. Se vislumbra que el diseñador, en su más amplia definición, se volverá un generador de cultura. Muchos países como Finlandia están tomando en cuenta la opinión de los diseñadores para la toma de decisiones estratégicas que tengan que ver con políticas públicas. Esperemos que en México, en un futuro cercano, podamos lograr esto. mauricio.audirac@udlap.mx
