La importancia de un público conocedor
Por: Dra. Luisa Vilar Payá
Catedrática de Tiempo Completo del Departamento de Artes
El teatro de la Ópera Estatal de Viena es, sin duda, uno de los más famosos y prestigiosos. Entre los directores de esta importante institución se encuentran Gustav Mahler, Richard Strauss, Karl Böhm, Lorin Maazel y Claudio Abbado.
Es un orgullo para México que la temporada de junio de este año se anunciara con la foto individual de Ramón Vargas, un tenor lírico cuya calidad y constancia ha propiciado que casas de ópera como ésta y como La Scala, de Milán; la Metropolitan Opera House, de Nueva York; y el Teatro Colón, de Buenos Aires, lo incluyan como un atractivo especial. Para ello se necesita talento, muchas horas de estudio y una vida profesional disciplinada y responsable.
Si bien estos son atributos que Vargas ha demostrado tener, el artista también necesita de un público conocedor y riguroso. El viernes 29 de junio del presente año pude constatar personalmente los aplausos que el tenor mexicano recibía en el papel principal de Don Carlo, de Giuseppe Verdi. En esta ocasión, Viena celebraba una buena actuación y también el fruto de sus exigencias, ya que Vargas completó su formación musical hace 25 años, precisamente en la escuela de la Wiener Staatsoper. Al mismo tiempo, que no quede ninguna duda, el día anterior, en la presentación de Lucía di Lammermoor, pude presenciar como el público protestaba con abucheos los errores del coro y de otro cantante.
Desgraciadamente en muchas ocasiones he visto como en México se ovacionan de pie interpretaciones llenas de errores o simplemente mediocres. Opinar lo contrario llega a considerarse pedantería. Mientras esta situación persista, muchos talentos mexicanos que podrían alcanzar carreras como la de Vargas se quedarán en el camino. La calidad no se lleva con la complacencia.
México sólo puede mejorar en la medida en que no sólo se eduque al artista, sino al público. En la medida que la crítica certera, bien intencionada y también dura no sea la excepción, sino la regla.
luisa.vilar@udlap.mx