Volkswagen y las auditorías
Por: Mtro. Francisco Calleja, francisco.calleja@udlap.mx
Profesor de tiempo completo del Departamento de Finanzas y Contaduría de la UDLAP
El mundo de los negocios opina sobre el asunto Volkswagen, relativo a la decisión de algunos elementos de la empresa que, de 2009 a 2015, colocaron una trampa en los mecanismos de control de emisiones que son establecidos en los diferentes países para reducir la contaminación del medio ambiente, haciendo aparecer menos contaminantes a varios modelos de la empresa y a un modelo Audi. La cuestión tiene ramificaciones interesantes, ya que Volkswagen es propietaria de Audi y arma motores para Seat, quien ya vio un problema semejante en años anteriores y que ahora se apresura a declarar que no está involucrada. La trampa fue descubierta gracias a pruebas realizadas en la Universidad de Virginia en abril de 2013, aunque Volkswagen recién lo reconoció en septiembre.
En realidad es curiosa la reacción de sorpresa por este hecho, hemos olvidado que la auditoría de estados financieros surgió tratando de evitar, precisamente, las trampas de empresarios fraudulentos que tal vez no hayan sido muchos, pero que han sido ingeniosos y renombrados a través de los años. Los fraudes financieros han provocado que la auditoría se perfeccione, en especial la financiera, y la auditoría forense, sirva para recopilar pruebas en casos de fraude.
El asunto Volkswagen tiene importancia para México y en especial para Puebla por las 32 000 unidades que fueron alteradas aquí y vendidas, pero en otros países se habla de cientos de miles y hasta de millones de unidades. Por supuesto, diversas personas y organismos aprovechan para opinar sobre lo mal que la empresa ha actuado y hasta la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) anuncia multas por cada auto vendido.
Pero no es de origen financiero, cae en el ámbito de la auditoría operacional o la auditoría administrativa que no tienen el auge debido. Sea que pretendamos revisar las operaciones de la empresa, de cualquier tipo: producción (que sería aquí el caso), informática, compras, almacenaje, ventas y cualquier otra que se nos ocurra; o que la revisión se enfoque en los aspectos administrativos del negocio que, de alguna manera, se han visto afectados en este caso, en el aspecto ético y en el aspecto de gobierno corporativo, donde ahora salen a la luz las fuertes críticas a las prácticas de Volkswagen y a lo excesivamente centralizadas que estaban las decisiones alrededor de Martin Winterkorn, el anterior director que ha renunciado diciendo que no sabía nada del fraude, pero aunque haya muchos culpables, nadie puede imaginar que un fraude de ese tamaño era ignorado por la autoridad principal de la organización.
Las auditorías, operacional y administrativa, revisan lo que hacen los directores generales y, por ello mismo, no son frecuentemente solicitadas, ya que ellos no son abiertos a la crítica. Tal vez es el momento de que las grandes empresas reconsideren dichas auditorías.
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