El diseño como herramienta de impacto social
Mtra. Yolanda Moreno Cavazos
Profesora de tiempo completo del Departamento de Diseño
yolanda.moreno@udlap.mx
Generar impacto es una meta fundamental en el diseño. El rol que juegan los diseñadores ante problemáticas sociales complejas es indispensable ya que su tarea es contribuir a la conceptualización, creación y desarrollo de proyectos que mejoren la vida de las personas.
El diseño tiene el poder de dar a conocer temas relevantes a través de campañas sociales, dando así una voz a personas que, de otra manera, no serían escuchadas. Nos ayuda a hacer conciencia acerca de problemas de vital importancia, tales como el cambio climático, la contaminación, los desastres naturales, la pobreza, la salud pública, la violencia y las injusticias sociales, entre muchos otros.
Asimismo, el diseño ayuda a que entendamos e interpretemos información compleja a través de la síntesis y visualización de datos. Por medio de las infografías, los diseñadores presentan información de manera rápida y clara, utilizando representaciones gráficas de datos que, de otra manera, serían difíciles de entender.
Sin embargo, el diseño no sólo genera mensajes visuales y campañas de comunicación, sino que brinda soluciones tangibles a través del desarrollo de productos, servicios, experiencias y procesos innovadores que mejoran nuestra calidad de vida. Los diseñadores actualmente son creadores activos de un futuro mejor.
Un ejemplo de esto es la iniciativa One Laptop per Child, lanzada en 2005 por Nicholas Negroponte, fundador del afamado Media Lab del MIT. Este proyecto social se formó con el objetivo de transformar la educación de los niños a nivel mundial a través de la creación y distribución de dispositivos educativos en países en vías de desarrollo. A su vez, generan el software y contenido para dichos dispositivos, y dan seguimiento al proceso de adopción de la tecnología.
Los proyectos de impacto social –a diferencia de los comerciales– no se miden por el retorno a la inversión que generen sino por los cambios que inciten en el comportamiento de las personas y el beneficio que provoquen en las comunidades. Su efectividad radica en su capacidad de persuasión, ejecución y estímulo al cambio.
Desde luego que esto requiere entender que el diseño por sí sólo no puede provocar un cambio. Para que un proyecto de impacto social funcione es necesario que sucedan otros factores de cambio, tales como las políticas públicas, educación, economía y tecnología.
Es indispensable que estos factores trabajen de manera conjunta para provocar el cambio social deseado. Dicho de otra manera, el diseño es una avenida para incitar a un cambio sistémico, pero no es efectivo cuando actúa de manera aislada.
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