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La destrucción del patrimonio cultural es una indiferencia al pasado: egresado UDLAP

jose antonio gonazlez udlap  (1)

“La destrucción del patrimonio en el Medio Oriente ha generado una atención inusitada desde que grupos rebeldes han comenzado a traficar antigüedades para financiar sus propios movimientos desde la llamada Primavera árabe, no obstante, la irrupción del Estado Islámico en Irak y Siria ha complicado más el panorama y ha suscitado diversas teorías al respecto” señaló José Antonio González Zarandona, egresado de la Licenciatura en Comunicación por la UDLAP, durante la conferencia magistral “Destrucción del Patrimonio e Iconoclastia en el Medio Oriente Contemporáneo”, que ofreció en el Auditorio Elena Garro de la BUAP.

El doctor en Historia del Arte con maestría en Estudios Cinematográficos por la Universidad de Melbourne en Australia, se especializa en la destrucción del Patrimonio del Medio Oriente Contemporáneo, a través de un proyecto realizado en la Universidad de Deakin y financiando por el Departamento de Defensa del Gobierno Australiano. Su objetivo radica en documentar la destrucción del patrimonio del Medio Oriente, así como investigar científicamente el fenómeno más conocido como iconoclastia, en el cual se realizan diferentes análisis críticos y científicos sobre este fenómeno para poder establecer los vínculos que existen entre el patrimonio y la identidad de grupos culturales y religiosos, y sus consecuencias cuando esos vínculos se destruyen por la pérdida parcial o total del patrimonio cultural.

Durante la conferencia, el especialista mostró a los asistentes diferentes imágenes de Dura Europos, sitio arqueológico de Siria donde sugiere que por lo menos 38 hectáreas o un 75% del área total ha sido completamente destruida por saqueadores del Estado Islámico. “Entre 2011 y 2014 podemos observar una diferencia significante, sin embargo, este tipo de saqueo no está sucediendo únicamente en Siria, sino en cientos de sitios arqueológicos. Si bien, no está totalmente comprobado que sea el Estado Islámico quien se esté enriqueciendo con estas piezas, sí se tienen reportes de que la venta de antigüedades es una de las actividades ilícitas que más le reporta dinero, al igual que la venta de petróleo, secuestros, extorsiones y amenazas a comerciantes y empresarios”, señaló el egresado de la UDLAP.

Respecto a la cantidad de dinero que le genera al Estado Islámico el tráfico ilícito de antigüedades, no se tiene respuesta, sin embargo, señaló que de acuerdo con el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, hay una estructura organizacional compleja y sistematizada que el Estado Islámico ha construido con el único objetivo de administrar la excavación ilícita de antigüedades bajo la tutela de un supuesto departamento encargado de la exploración e investigación de sitios arqueológicos. “El Estado Islámico tiene a su disposición arqueólogos, ya que se han descubierto libros especializados en numismática, que se han utilizado para el saqueo. Hay que recordar que el Estado Islámico es una entidad militar y una sofisticada organización criminal con conexiones a varias redes de contrabando y operaciones del mercado negro, sin embargo, no son los únicos responsables de estos saqueos, sino también ejércitos rebeldes y aquellos leales al gobierno de Bashar al Asad para poder financiar sus operaciones”, enfatizó.

jose antonio gonazlez udlap  (2)A propósito del tráfico de antigüedades del medio Oriente, señaló que el problema se agrava porque una pieza romana puede ser ilegalmente excavada en Siria e Irak para luego ser contrabandeada a Jordania, Turquía o Líbano, y después a China para finalmente ser enviada al mercado negro de Europa, en donde es muy fácil declararla como pieza excavada legalmente en otra parte del mediterráneo debido a la influencia y expansión del imperio romano en todo el mar mediterráneo. Además, señaló que otra modalidad de contrabandear piezas es usando refugiados o hacerse pasar por ellos. “La Universidad de Pensilvania ha analizado la ruta seguida de algunas piezas y coincide con aquella que siguen los refugiados de Siria a Alemania para poder contrabandear las piezas y luego venderlas en Europa”.

Por otra parte, señaló que esta destrucción se está dando también en minorías tales como los yezidis y armenios por ser considerados apostatas o herejes. “Al destruir el patrimonio cultural de ciertas comunidades, también realizan un ataque simbólico a su cultura, así como un genocidio cultural que a su vez inflama las divisiones entre diferentes grupos culturales y religiosos, tal como el que sucedió en el año 2006, cuando Al Qaeda destruyó intencionalmente uno de los santuarios más sagrados para la comunidad chiita en Samara, quienes al otro día, atacaron y masacraron a cientos de ancianos, niños, mujeres y hombres de varios vecindarios de la capital, por lo que en definitiva podemos ver una relación entre la destrucción del patrimonio y la destrucción cultural”, enfatizó.

Además, señaló que un número importante de historiadores del arte han argumentado que la difusión de la destrucción de patrimonio a través de internet y videos editados es una nueva y peor forma de iconoclastia. “Se trata de la destrucción de un ícono presentado como un espectáculo, lo cual transforma el acto de destrucción en una imagen espectacular de su propio derecho. El Estado Islámico conoce las especificaciones de esta iconoclastia, de forma tal que mientras estas imágenes son difundidas, ellos tienen oportunidad de atacar otras poblaciones y así destruir más patrimonio cultural”.

Finalmente, respecto al atentado que sufrió el patrimonio musulmán en Palmira, el cual fue reproducido por muchos medios durante el 2015 por su importancia como patrimonio clásico de las culturas romanas y griegas en la propia transformación occidental, señaló que el acto contribuye a la imagen del Estado Islámico como un grupo de vándalos o bárbaros que sólo atacan el patrimonio occidental, no obstante la iconoclastia del Estado Islámico es consistente, porque no sólo ataca todo aquello que no representa su propia interpretación extremista del islam, sino que sigue un modelo tradicional que destruye las representaciones de humanos y de formas animales en el arte y la arquitectura, así como del concepto occidental de patrimonio. “Para el Estado Islámico estas imágenes promueven una idolatría que no puede ser tolerada. No justifico los ataques, pero sí considero erróneo afirmar que se trata de un grupo de ignorantes, si bien, los actos son signo de intolerancia ante cualquier forma de patrimonio cultural y arte, no se trata de ignorancia, sino de una indiferencia hacia el pasado”, finalizó.

UDLAP

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