Optimización de recursos energéticos
Por: Dra. Nelly Ramírez Corona
Profesora de tiempo completo del Departamento de Química, Alimentos y Ambiental.
En la última década la producción de biocombustibles ha adquirido especial importancia debido a la necesidad de contar con fuentes renovables de energía con un impacto ambiental mínimo (combustibles “verdes”). El mejor ejemplo de estos es el bioetanol, el cual puede ser utilizado directamente como combustible o bien como aditivo para gasolina, ayudando a reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, a pesar de lo prometedor que parece su uso, su principal desventaja es que comúnmente se obtiene de la fermentación de maíz o caña, con rendimientos muy bajos (alrededor del 10-12%) que hacen necesario un proceso de purificación posterior, ya que para ser utilizado como combustible en las máquinas de combustión actuales se requiere que tenga una pureza de más de 99.5%, lo cual eleva significativamente su costo.
En la actualidad se siguen investigando opciones para mejorar la eficiencia de este proceso, que van desde la búsqueda de fuentes alternativas de biomasa (desechos agroindustriales, en lugar de productos que pueden ser utilizados como fuente de alimentos), hasta el diseño de sistemas de purificación más eficientes. Por otro lado, no se debe perder de vista que si bien el uso de biocombustibles es una alternativa para reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, estos últimos siguen constituyendo nuestra principal fuente de energía, por lo cual resulta indispensable buscar también alternativas para la optimización de estos recursos, ya sea mediante técnicas de integración de energía, co-generación o implementando tecnologías híbridas.