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Como despertar en la vastedad de un sueño…

jen laboratorio

Fue la primera frase que formuló mi mente cuando pensé en mi reciente experiencia en Alemania, por lo que compartir esta vivencia me resulta algo muy grato.

Mi pequeña historia narra los pasados tres meses en la hermosa ciudad de Freiburg, Alemania, realizando prácticas profesionales en uno de los institutos de investigación científica más impresionantes que haya podido conocer. Debo decir que como estudiante de 5to semestre de Bioquímica Clínica, al momento de mi aplicación a dicha estancia, jamás imaginé que me seleccionarían y me becarían entre tantos personajes, pero sea por la razón que sea, terminé tomando un avión “al otro lado del charco” unos meses después. Esto lo menciono porque estoy segura de que como yo, hay mucha gente que duda que haya oportunidades como esta allá afuera, y lo que yo les quiero decir es: apliquen, no hay nada que perder…como decía mi galleta de la suerte en esa ocasión, nunca lo olvidaré: “uno no sabe lo que puede hacer, hasta que lo intenta.”

Como científica. Como científica me llevé uno de los aprendizajes más grandes de mi carrera. Tuve la dicha de trabajar en el laboratorio de Inmunología de Max Planck Institute desarrollando varios proyectos centrados en la evolución del sistema adaptativo inmune y el desarrollo del timo, cuestiones que desde antes siempre me llenaban de adrenalina. Ese es el sentir de un científico, la emoción de ver algo sorprendente, de lograr algo nuevo, de ayudar a la ciencia, a la humanidad a través de pequeños pasos que juntos hacen una gran labor.

Debo decir que me sentí más orgullosa que nunca de estar en la UDLAP porque los conocimientos que me ha dejado como legado me dieron armas para poder contribuir y aprender en los diversos proyectos en los cuales pude trabajar. Cada uno de los días que pasé en ese instituto, mi cerebro incorporaba tanta nueva información que en un punto sentí que ya no podría retener nada más. Escuchar los seminarios de algunos más científicos más eminentes del planeta era algo irreal, y más aún era darme cuenta que con cada uno de los seminarios cambiaba de parecer sobre lo que quería realizar al terminar mi licenciatura. El Doctor que me fue asignado como asesor me inculcó que dicha estancia de investigación, era precisamente para eso: para cambiar mil veces de planes, para aprender del verdadero trabajo de científico pues efectivamente, como él me decía, nada tenía que ver con la vida normal del estudiante, y para compartir con el laboratorio mis ideologías. En todas las cosas con las que pude trabajar, como quimiocinas, modelos animales transgénicos, componentes inmunológicos, su observación in vivo, por decir algunas, encontraba siempre una necesidad grande de saber más y más y de descubrir los porqués de las cosas. Me hacía muy feliz encontrar aparatos muy sofisticados que nunca había visto y tener la libertad de poder trabajar con ellos.

Y bueno ni qué decir del resto de mi experiencia, porque en Alemania, aparte del aprendizaje académico me llevé un gran, enorme, aprendizaje cultural. En un instituto completamente internacional, llegué a conocer gente de lugares que nunca hubiera pensado, gente inteligente, con ideologías diferentes y tanto qué compartir! Tuve la gran oportunidad de aprender de otra cultura y otros idiomas a la par que hacía lo que más me gusta: ciencia. Y pues nunca falta una que otra escapada de viaje en fin de semana o una tarde andando en bicicleta a la orilla del río para disfrutar el fruto de los esfuerzos realizados.

En fin, sin duda alguna puedo afirmar que esta fue una de las experiencias más satisfactorias e increíbles que haya podido vivir. Lo único que puedo pensar es que me encantaría que todos pudiéramos tener oportunidades como éstas, que nos hacen crecer como personas y como gente profesional y capaz.

Y sí… el final de mi historia llegó con mi regreso a mi México lindo y querido, y en lugar de tener algo que reprocharle me dije: es por este tipo de experiencias, queridos paisanos, que uno regresa contento porque ahora tenemos algo nuevo que compartir con el país, ideas que emprender, proyectos que iniciar, hay tanto por hacer! Eso es lo verdaderamente importante al final. Vivir la vida como un sueño y hacer esos sueños realidad.

Jennifer Hegewisch

UDLAP

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