AcademiaEscuela de Negocios y EconomíaOpiniónProfesoresVAC

De la racionalidad individual a la insensatez colectiva

Por: Dra. Manuela Armas Carrillo

Profesora de tiempo completo del Departamento de Finanzas y Contaduría de la UDLAP.

fotografia-25-08-14Existen dos leyes o aforismos que, de una manera evocativa, resumen gran parte de la economía. La primera ley es que “algunas veces, cuando cada individuo considera únicamente sus intereses emerge automáticamente un resultado colectivamente racional”- la famosa mano invisible que coordina los esfuerzos por el propio interés de todos los individuos involucrados y que asegura un resultado socialmente eficiente en el sentido familiar de Pareto de que nadie podría estar mejor sin que alguien estuviera peor. La segunda ley es que “algunas veces la primera ley no se cumple: no importa qué tan inteligentemente persigue cada individuo su propio interés, ningún resultado socialmente racional puede emerger espontáneamente” –solamente a través de una mano que guíe o de una institución apropiada se pueden producir resultados colectivamente eficientes.

Se puede reescribir la segunda ley: “la racionalidad individual no es suficiente para la racionalidad colectiva”. Y debido a ello no existe razón alguna para suponer que un grupo de individuos actuará a favor de intereses comunes. Para el grupo las ganancias agregadas de la acción colectiva pueden exceder en gran medida los costos totales de la misma; pero esto de ninguna manera significa que lo que sigue de ello es que la acción colectiva ocurrirá, no importa que tan racionales e inteligentes sean los individuos del grupo.

¿Qué detiene a los grupos de individuos racionales a actuar a favor de sus intereses colectivos? Esto se debe a que en la mayoría de las situaciones los beneficios de cualquier acción colectiva se distribuyen entre todos los miembros de un grupo, haya contribuido o no el individuo con los costos de la acción colectiva (este último caso se conoce como el problema del “parásito”).

Como no se pueden excluir a los individuos del consumo de los bienes públicos que la acción colectiva provee, el bien colectivo no se producirá a través de los mecanismos de mercado u otros arreglos derechos y voluntarios. Por ello los gobiernos requieren de la imposición de contribuciones para financiar los bienes públicos. Asimismo, las organizaciones no gubernamentales que proveen bienes colectivos, necesitan de arreglos especiales o incentivos selectivos para poder sostenerse.

La acción colectiva es la esencia de muchos de los problemas observados en diferentes áreas y disciplinas. Desde los problemas del agotamiento de ozono, el calentamiento global y la lluvia ácida, por un lado; hasta los problemas que enfrenta una población oprimida para liberarse de un tirano opresivo, por el otro. De donde se ratifica la premisa de que “la racionalidad individual no es suficiente para la racionalidad colectiva”.

UDLAP

Somos partícipes de la formación de profesionales críticos, creativos e innovadores, con la conciencia social que exige la globalización. #TodosSomosUDLAP

Related Articles

Back to top button