Desde siempre, y especialmente durante el trabajo en casa, los ciberdelincuentes buscan cualquier ocasión para aprovecharse de las debilidades humanas, especialmente con una táctica que se conoce como «ingeniería social», que consiste en tenderle una trampa a alguien para que divulgue información o conceda acceso a redes de datos, por medio del engaño.
Para que tú y tu familia puedan evitar ser víctimas de estas variadas tácticas dirigidas para aprovecharse de la curiosidad, el respeto por la autoridad y el deseo de ayudar a alguien, te recomendamos lo siguiente:
Verifica la fuente. Tómate un momento para reflexionar de dónde procede la comunicación (mensaje de texto, correo electrónico, llamada); si suena sospechoso, debería tratarse como tal.
Comprueba la ortografía. Un mensaje de correo electrónico con faltas de ortografía graves y variadas probablemente sea fraudulento, pues ninguna institución seria dejaría esto sin revisar.
Reconoce la información que el emisor ya debería saber. Si te llaman del banco, deben tener tus datos cerca y siempre te formularán preguntas de seguridad antes de permitirte realizar cambios en tu cuenta. De no ser así, dirígete a tu institución por los teléfonos conocidos u oficiales.
Tómate tu tiempo. La ingeniería social suele depender de una cierta sensación de urgencia. Los atacantes esperan que sus objetivos no reflexionen demasiado sobre lo que está sucediendo.
Usa un buen filtro antispam. Los filtros de spam óptimos pueden determinar qué mensajes califican como correo no deseado, detectan archivos, enlaces y remitentes sospechosos.
Protege tus dispositivos. Mantén el software antimalware y antivirus actualizado; actualiza de manera regular el software y el firmware, no utilices la misma contraseña para distintas cuentas y emplea la autenticación de dos factores.
Reflexiona sobre tu huella digital. Compartir información en Internet en exceso, por ejemplo, a través de las redes sociales, puede resultar de ayuda a los atacantes.
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