Cómo se forja un campeón
El taekwondo es un deporte bastante difícil, se necesita de dar un poco más del mayor esfuerzo para volverse una gloria en esa disciplina, pero también deja enormes enseñas para quienes lo practican, desde la cultura del esfuerzo, la tolerancia, el trabajo en equipo, imponerse nuevos retos, entre otras cuestiones; así lo describe el entrenador Julio Álvarez, encargado de dirigir a los Aztecas de la UDLAP, durante una ponencia virtual con estudiantes y público en general.
Ganador de medallas como atleta y entrenador a nivel internacional, puede presumir ser parte importante de figuras como Irídia Salazar, Mitzi Carrillo, Víctor Estrada o Darlyn Padilla (ganador de la primera medalla olímpica para el taekwondo ecuatoriano). Ha escuchado el himno nacional mexicano en Juegos Olímpicos, Centroamericanos, Panamericanos y Copas del Mundo. Ha entrenado al cuarto mejor equipo del planeta y hoy al de la Universidad de las Américas Puebla. Pero nunca pierde la sensatez característica de él, para compartir a distancia con jóvenes la filosofía obtenida por la disciplina marcial.
De padres deportistas, fue inculcado desde pequeño a la ideología de ‘hacer algo es sinónimo de hacerlo lo mejor posible’. Para ello se necesita esforzarse y practicar constantemente, así inició su conferencia, dando el ejemplo de un buen bailarín que requiere de horas de trabajo, desvelo, hasta de lágrimas para perfeccionar un paso. “Decir no importa si lo tengo que repetir 100 veces o estar una hora y media con la misma técnica, pero me tiene que salir en algún momento y cuando sucede ese día es inolvidable para ti y sigues en nuevos retos”, expuso el coach de los Aztecas de la UDLAP.
Un aspecto importante que describe el entrenador Álvarez es el trabajo en equipo, señalando que él trata de rodearse de gente capacitada, tanto por los atletas como de staff. Poniendo el modelo de si un atleta se lesiona en medio de la competencia necesita un médico competente para ayudarlo a cumplir el compromiso, después fisiatras para su recuperación, o bien, si está dirigiendo alguien más, su asistente u otro deportista pueda auxiliar a su compañero o lo ayude a calentar. Reconociendo que un resultado positivo se dará gracias al empeño de todo el equipo y no de una sola persona.
Sobre tolerancia, el coach de la Tribu Verde resaltó tratar de que cada entrenamiento, pese a haber tenido un mal día por cualquier situación, él no debe demostrar su enojo o sentimiento negativo, pues sus pupilos no tienen absolutamente la culpa de lo acontecido. “Me siento muy afortunado de trabajar con excelentes jóvenes, si alguien se me cerró en el carro o me enojé porque no he comido, lo que ellos se merecen es que esté al 100% en cada entrenamiento y competencia”, afirmó.
Ante una pregunta sobre cómo hace que un atleta no pierda la pasión por su deporte, el coach de los Guerreros Verdes contestó que el no perder el objetivo para el cual se está practicando algo, cuando se cumpla habrá que festejarlo y al día siguiente salir por un nuevo reto, de lo contrario siempre se vivirá en el pasado y no se pensará en las medallas del futuro. Un buen competidor es aquel que sabe dejar los reconocimientos en casa y se impone un nuevo desafío.
Hacia el final de su plática, el coach Julio Álvarez compartió tres cosas importantes de un atleta para triunfar. Primero la parte mental, no es cuestión de técnica o la parte física, un campeón se empieza a construir desde la parte cerebral para tener la capacidad de tomar decisiones de forma correcta y rápida en situaciones complejas. Los otros dos son el mantener el respeto y la humildad para trabajar, una persona sin hacerlo no puede crecer, cuando cree saberlo o poderlo todo sin la necesidad de los demás empieza su derrota. Se debe “aceptar cuando uno está mal y ser respetuoso de los demás, tanto de lo que piensan como de su religión”, ultimó el coach Azteca.