Cuenta Conmigo en los viernes de Cinexpectativas
Empezamos un nuevo ciclo de Viernes de Cinexpectativas ya con el verano instalado en el hemisferio norte. Fantasías estivales presentará cuatro cintas cuyo hilo conductor es el verano como época para tomar riesgos, reflexionar sobre el camino recorrido, transformarse ycrecer.
En el marco de este ciclo, compartimos la reseña de la primera película, escrita por Christian Moreno Pineda, estudiante de Filosofía y prestador de Servicio de Capilla del Arte UDLAP – 2 Norte 6, Centro Histórico de Puebla. La proyección de la cinta es este viernes 1° de agosto a las 6:30 p.m. con entrada libre.
Cuenta Conmigo (Stand by Me) (1986)
DIRECCIÓN
Rob Reiner
GUION
Bruce A. Evans
Raynold Gideon
ARGUMENTO
Stephen King
FOTOGRAFÍA
Thomas Del Ruth
MÚSICA
Jack Nitzsche
PRODUCCIÓN
Bruce A. Evans
Andrew Scheinman
Stand by Me es el tercer largometraje del multifacético director estadounidense Rob Reiner, reconocido y afamado en gran medida gracias a su interpretación de Michael Stivic en All in the Family, una serie de comedia muy popular en la década de 1970. El trabajo de Reiner en realidad no presenta una temática homogénea, pero siempre se le destaca por la forma tan particular –y podría decirse, en ocasiones muy acertada- de representar y conectar con el público adolecente, muestra de ello es The Sure Thing (1985) una comedia romántica que demostró poderle dar voz a la juventud estadounidense sin caer en los clichés más comunes del exceso y la rebeldía.
En Stand by Me, Reiner se pone “a tono” con la novela corta de Stephen King, The Body, la sección correspondiente al verano en la colección Different Seasons (1982) dando como resultado una cinta un tanto oscura y reflexiva, un reflejo nostálgico del estilo de vida en las zonas rurales de Estados Unidos durante la década de 1960 y un ensayo fílmico sobre una de las experiencias más significativas en el tránsito a la adultez: la muerte.
Protagonizada por un grupo de niños pre-adolecentes (Wil Wheaton, River Phoenix, Corey Feldman y Jerry O’Connell) – algunos de ellos activos actualmente- Stand by Me se ha convertido en un clásico dentro de ese grupo reducido de películas que se popularizó a mediados de los ochenta y que se centraban en las experiencias propias de la niñez –temática actualmente marginal-. En su momento, el éxito y buena recepción de la crítica se reflejó en el Oscar al Mejor Guion Adaptado y dos Globos de Oro: a la Mejor Dirección y Mejor Película Drama.
La adaptación dista un poco de la novela original, sin embargo conserva muy bien el sentido y el estilo retrospectivo de la novela. La trama se desarrolla en el ficticio pueblo de Castle Rock, en vísperas del día del trabajo norteamericano, justo al final del verano de 1959. El grupo de niños compuesto por Chris, Teddy, Vern y Gordi ha quedado de reunirse en la casa del árbol, un lugar que sirve de escape a los problemas que cada uno enfrenta en sus disfuncionales hogares. Vern, el típico niño cobarde y atacado por su sobrepeso, llega tarde al encuentro llevando una importante noticia con él; mientras buscaba -sin éxito- el tesoro que había enterrado meses atrás, escuchó como su hermano mayor y un amigo discutían la localización del cuerpo de Ray Brower, un chico de su edad que llevaba un par de días desaparecido. Los cuatro amigos fantasean con aparecer en el periódico y la televisión si son los primeros en descubrir el cuerpo del chico y dar parte con la policía, así que deciden iniciar la aventura que los convertirá en héroes. Sin una clara idea de lo que hacen, los cuatro niños –mucho más motivados por el misterio que gira en torno al cadáver- enfrentarán un fin de semana que marcará sus vidas para siempre.
De izquierda a derecha: O’Connell, Feldman, Phoenix y Wheaton
Una idea sobrevive en las dos formas del relato y nos parece relevante: la historia es contada por Gordon Lachance años después del fin de semana en Castle Rock; animado por una triste noticia, Gordon vuelve a recordar los acontecimientos de ese fin de semana, que hasta el momento no había contado a nadie, lo que facilita el tono reflexivo de la cinta, haciendo hincapié en las lecciones aprendidas y no tanto en la veracidad del recuerdo. Con una larga carrera de escritor, Lachance sabe que “solo las malas historias se cuentan en presente”.
Asimismo, no es casual que se utilice el final del verano como marco para la historia, un momento relacionado con la maduración de los frutos y la cosecha, momento culminante y de transición de forma simbólica -aunque también muy concreta como en el sistema escolar- que no hace más que reforzar la idea de llegar a un punto específico a lo largo de un proceso, que al igual que las estaciones, solo se advierte cuando pueden sentirse sus efectos.
A diferencia de otras historias que se centran en el tema sexual o el primer amor, Stand by Me es un tanto más lúgubre, centrándose en la temprana confrontación con la muerte y la conciencia de la existencia personal; sin embargo también es una cinta sobre el valor de la amistad, provenientes de familias de padres agresivos, alcohólicos e indiferentes y acosados por una pandilla de abusadores que haría palidecer cualquier campaña anti-bullying, el grupo de chicos comparte un vínculo afectivo que les hace más llevadera esta difícil etapa.
Con una forma ejemplar de capturar el diálogo de los pre-adolecentes, actuaciones muy honestas y en ocasiones registrando “verdadero” miedo, desesperación o tristeza, Stand by Me se convierte en el recuerdo de tres sencillas lecciones: “la realidad dista mucho de la fantasía”, “las apariencias son engañosas” y “en ocasiones se debe avanzar sin mirar atrás”.