Sé que siempre hay un buen pretexto para dejar que el ajetreo de nuestra vida tome posesión del tiempo que podríamos invertir en algunos de los pequeños proyectos que nos hemos propuesto, por ejemplo, leer un libro. Ya sea terminarlo o empezarlo, podría resultar en todo un conjunto de acciones que fluyen en contra. Aun así, te invito a que te des la oportunidad de medir tu capacidad de imaginación y creatividad tomando un libro entre tus manos dejando que te enriquezca con sus páginas. Si el problema es el lugar, no tienes que ir muy lejos; te propongo algunos lugares dentro de la UDLAP en donde podrás encontrar un poco de tranquilidad e inspiración que propicien tu lectura.
El lago. Excelente lugar para tirarte en el pasto a la sombra de un árbol y empezar tu lectura. Es un lugar bastante oxigenado, con ruiditos de la fuente y de algunos pájaros. Los mejores momentos para disfrutar de la tranquilidad del lago son en la mañana alrededor de las 10 y por la tarde a partir de las 4.
El jardín de la meditación. El jardín más silencioso de la UDLAP por las mañanas. Quizá cuando te encuentres ahí tan sólo quieras contemplar la belleza de su escenario, pero sin lugar a dudas sé que podrás aislarte del ajetreo diario y permitir que tu imaginación acompañe tu lectura. Los mejores momentos para visitarlo serán los que tú decidas, pero te recomiendo que lo hagas hasta entre las 9 de la mañana y hasta las 5 de la tarde.
Los jardines de Danza. Muy iluminado, con poco ruido y un extenso pasto en donde no podrás tener mayor objetivo que terminar tu libro favorito.
Todos los lugares sombríos o muy iluminados, pero fabulosos de la UDLAP, como la sombra entre los edificios de ciencias y los laboratorios, los límites de las oficinas de Tecnologías de la Información o muy simple; bajo la sombra de algún árbol que te infunda respeto por su belleza.
Si no sabes con cual continuar o por cual empezar, pregúntate sobre el tema sobre el cual te gustaría ahondar, o busca obras de autores premiados, busca sobre un género y escoge al azar.
“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. Jorge Luis Borges.
