El cine y el turismo
Guadalupe Revilla Pacheco
Profesor De Tiempo Completo del Departamento de Turismo UDLAP
El turista es una persona que sale temporalmente del lugar en que reside, los motivos pueden ser muchos, pero la experiencia generalmente está relacionado con el deseo de experimentar un cambio positivo. Los factores que afectan la decisión del turista de qué lugar visitar están definidos por el turista y los destinos, y pueden ser económicos, sociales, culturales y personales, y uno de los más importantes es la imagen del destino.
La imagen del destino es la suma de creencias, actitudes e impresiones que un grupo tiene sobre un él y tiene diferentes fuentes, de las cuales, los medios audiovisuales, como el cine, son muy importantes dado que son más creíbles que la publicidad generada por las oficinas de turismo, tienen grandes audiencias y son más accesibles a esas audiencias que, por ejemplo, la literatura.
A partir de la realización y exhibición de la trilogía del Señor de los Anillos (2001-2003) y su perdurable efecto en el incremento del número de personas que visitaron y visitan Nueva Zelanda (se calculó un derrama adicional de 27 millones de dólares en 2004), la relación entre las producciones cinematográficas y el turismo atrajo la atención de académicos, oficinas de gestión y marketing de destinos y atractivos, y empresarios hoteleros y restauranteros.
El Hobbit, an unexpected journey, fue vista por 11 millones de personas en Estados Unidos el año de su estreno (2012) y a ese número debe añadírsele las personas que la vieron en otras partes del mundo y aquellos que la han visto en sus casas. Si bien los destinos y sus oficinas de marketing no pueden controlar lo que se exhibe en las películas, ya que no siempre las imágenes son tan bellas y positivas como las de Nueva Zelanda que se exhiben en la película The Fellowship of the Ring, se considera que el efecto de las películas en la imagen del destino es positivo, aún en casos como el de Man on fire (2004) y la Ciudad de México y Tom Raider (2001) y Ta Prohm.
Si las más importantes marcas globales gastan enormes cantidades (un estimado de 2.2 miles de millones de dólares en 2010) en poner sus productos en las grandes producciones cinematográficas, lo que es conocido como product placement, resulta muy inteligente aprovechar una comunicación que no sólo es gratuita, la mayoría de las veces, dado que la historia exige el uso de ciertas locaciones, sino que también puede generar otros negocios por la producción de la película y tiene un efecto a mediano y largo plazo (cuatro años después del estreno de la película, por lo menos).
Es así que recientemente se han desarrollado estrategias de marketing para establecer, de manera clara para el público, la relación entre algunas películas y los lugares de su locación, como Escocia con Brave, India con Eat, Pray, Love, Londres con Skyfall y Las Vegas con The Hangover. Este fenómeno es tan interesante y atrae tanto a la gente que se empiezan a ofrecer destinos que sólo existían en las películas, como Howarts, el Dragon Ally, el Perla Negra, La Comarca, el planeta Tatooine, Gotham y el País de Nunca Jamás. Un hotel en Londres recientemente ofrece a sus huéspedes una habitación que recrea una suite de Howarts. Hay que esperar para determinar cuál será el efecto de El Libro de la Vida, que ocupó el tercer lugar de audiencia en el fin de semana de su estreno (octubre 2014) en Estados Unidos, sobre la imagen de nuestro país en el extranjero.